jueves, diciembre 07, 2006








Fotogramas y Porosidades



Cierro los ojos.

Más allá de mi control, y por un solo instante, logro silenciar la rutina. Es esa mecánica diaria de locución impertinente que empapa los abrigos y las voluntades. En este silencio, puedo recordar la foto de mi niñez. Y tiemblo. Siento que está ahí, en cada pared, en los vértices mordidos de cada una de mis esquinas. Es el rumor de la carcoma. Percibo cómo se mueve incansablemente dentro de las vigas de esta casa. Es casi un ruido blanco, un crujir de huesos. Nunca imaginé que el desierto de nuestras diferencias pudiera oírse. Pero ahí está, en cada rincón. Desde que me levanto y calzo estos zapatos de plomo, hasta que muero en la cama de nuestras tempestades.

Soy el eterno inquilino, que nunca vacía del todo su maleta.




2 comentarios:

Asha dijo...

El tiempo se detiene y me insta a disfrutar de un inmenso poder que roza la magia.

Arrebatan las palabras y las intenciones, inventadas o no, pero traspasan la barrera de lo impenetrable, de lo comedido y de lo racional.

Gracias por el link y tu huella, me encantó el lugar. Espero la confirmación necesaria para poder cruzar una puerta...;-)

Soy aylandara.
Tuve problemas para comentar como blogger.

novengoenningunlibro dijo...

Una vez alguien me hizo ver el vasto desierto que habia en mi interior......me habia parecido árido y desolado.
Pero al poco descubrí que en cada grano de arena habia vida, incluso flores y rios subterráneos con todas sus criaturas...
Me alegra leerte.......se quedó pendiente el pozole.....será para el año que entra? :)
Besos